
( poema inconcluso para Gaza )
Amigos míos quiero contaros que anoche tuve un sueño.
Si, soñé algo que aun ahora.
Ahora que estoy despierto.
En este momento en el que el sol ilumina mis ojos.
Su recuerdo y su pesada presencia debilitan mis rodillas y hace que mi corazón dude.
Pero no quiero dudar, no quiero que su recuerdo quiebre mi voz e impida que os lo cuente.
Porque es necesario que os lo diga.
Porque es importante que sepáis lo que atemoriza mi alma y encoge y esconde en el rincón más oscuro y distante a este espíritu mío.
Soñé con la caída de un muro.
Muro levantado con sangre, cartílagos y huesos, músculos y sudor pero también con sueños y esperanzas.
Vidas pasadas y presentes, vidas todavía por nacer.
Un muro nacido y levantado por las manos de unos hombres para enterrar el corazón y la memoria de otros hombres, un muro que dividía a unas madres de sus hijos,
a unos hijos de sus hermanos,
a unos hermanos de los sueños del resto de la humanidad.
Un muro terrible.
Grande y vivo, que palpitaba al ritmo de un mismo dolor,
un muro capaz de separar el pasado del presente,
el presente del futuro.
La vida de la muerte.
Y en mi sueño.
Ese muro caía, caía y caía.
Y las risas, las danzas, los bailes y las músicas sonaban a lo largo de toda esa caída,
por todos los pueblos, las aldeas, los valles.
Su eco subía cordilleras y descendía hasta las simas más profundas de la mar OceanA.
Y en todos los sitios se cantaban alabanzas a la gran fuerza que había hecho caer ese muro
y se escribían odas, rimas y poemas a las gentes que habían causado la caída de tan terrible muro.
Por detrás del ensordecedor ruido producido por los gigantescos trozos de muro golpeando el suelo se podían oír por todas partes, las risas de las mujeres y de los hombres que celebraban y bebían entrelazando sus cuerpos en un gran poema de amor,
en el poema de carne y espíritu que nos permitiría saltar hasta un futuro esperanzador.
Un bello, melódico, sensible y espiritual poema que como flotantes copos de nieve era capaz de congelar la maldad de las ruinas, de transmutar los casquijos y el polvo en una cadenciosa melodía que rozara con sensualidad nuestras caderas, nuestras manos y nuestros corazones.
Por fin nos sentíamos libres, nuevos, quizás distintos.
En este sueño vi.
Las miradas de las gentes diciéndoles a las gentes sin necesidad de palabras, que la hora había llegado.
ya en todos los contornos de nuestro mundo se cantaría la misma y heroica melodía de liberación.
No más tiranía.
No más opresión
No más sectarismo.
No más explotación.
¡Las mujeres y los hombres por fin entonaban UNA misma canción!:
La caída de este muro nos ha liberado del primer pecado y de su redención.
Nosotras y nuestros hijos reclamamos nuestro derecho a la insumisión.
Pero también llego la noche dentro del sueño y ella nos venció.
Los cuerpos sudorosos y cansados dieron paso a un sopor relajante, sensual, esperanzador.
Se acallaron los cánticos, los bailes y cesaron los gestos de amor,
se aplaco el ensordecedor ruido,
cerramos nuestros ojos y envolvimos nuestro corazones,
nos dejamos llevar por el sueño de un mañana esplendido,
de un amanecer suntuoso, de un futuro preñado de belleza, esperanza y libertad.
De una justicia igualitaria y universal.
Y con una sonrisa en nuestros labios, como niños nos dejamos llevar de la mano de un sueño,
soñado.
En recuerdo de las victimas del pueblo de GAZA
Santomera viernes 09 de enero del año 2009
José Antonio Solá Izquierdo
1 comentario:
"No todos los terrorismos son iguales en sus causas, sí en sus consecuencias. El veneno del que surgen no es el mismo. Porque no se puede comparar a un pistolero a sueldo de ETA, con un muchacho de 18 años que vive en una franja de 20 kilómetros, sin luz, sin agua y está machacado".
Ricardo Menéndez Salmón. Escritor. Gijón 1971
Me permitiréis que comparta con vosotros la frase de este joven escritor, aparece en una entrevista-promoción sobre su ultimo libro en la prensa nacional, porque desde la condena al acto terrorista, expresa en mi opinión con una sencillez contundente la postura adecuada para el entendimiento del problema.
Esta es una frase que abre puertas y las puertas abiertas facilitan la solución de los problemas.
El libro no lo he leído, por lo que no opino nada, pero no tengo inconveniente en deciros que el titulo es: El Corrector. Seix Barral.
Publicar un comentario