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El pasado lunes 11 de enero, el diario La Opinión informaba de la celebración en Caravaca de una misa solemne para celebrar el comienzo del año santo. Como no podía ser menos, por allí lucieron palmito “el presi” Valcárcel, muchos alcaldes del PP, grandes empresarios de la Región y los habituales cazavotos del PSOE, con Rafael González Tovar a la cabeza, en la cresta de la ola del mestizaje ideológico del que hace gala su partido.
A la salida de la misa, calientes tras la magnífica ceremonia, varios alcaldes hicieron declaraciones esperpénticas y propias de la época de las cruzadas o de alguna teocracia islámica contemporánea.
Como señala La Opinión: “El presidente de la Asamblea Regional, Francisco Celdrán, que repetirá la visita a la Basílica con un grupo de amigos, destacó la solemnidad de la ceremonia y declaró que “ha tenido un desarrollo impecable. Ni los actos militares tienen una ejecución tan medida".
El alcalde de Calasparra, aún más inspirado, señaló que "aunque en 2003 ya me gané el jubileo en ocho ocasiones, este año volveré a acudir a Caravaca de la Cruz las veces que haga falta, ya que nunca está demás renovar la indulgencia plenaria". Como señaló un comentarista, “¿tantos y tan gordos eran o son sus pecados como para tener que ganar la indulgencia plenaria en 2003 y estar dispuesto a ganarla otras tantas veces en 2010?”
Para superar a todos los presentes estaba José María Sánchez, quien dijo tras el acto “que su Ayuntamiento pondrá autobuses para facilitar el desplazamiento a todos aquellos vecinos que quieran ganar el jubileo en Caravaca, ya que se trata de un acontecimiento único".
De todos los que opinaron ese día el más desafortunado fue, sin duda, el alcalde de Santomera. Dentro de que, con sus declaraciones, todos atentan contra lo que debería ser la neutralidad de las instituciones en cuestiones religiosas, el único que comprometió “las perras” de todos los vecinos de su pueblo para que unos pocos puedan ir a hacerse perdonar sus pecados particulares fue José María.
Y ese gasto se hará en medio de la que está cayendo. Con cerca de un 30% de paro, necesidades más importantes que cubrir tienen los santomeranos que irse a Caravaca a por indulgencias.
A la salida de la misa, calientes tras la magnífica ceremonia, varios alcaldes hicieron declaraciones esperpénticas y propias de la época de las cruzadas o de alguna teocracia islámica contemporánea.
Como señala La Opinión: “El presidente de la Asamblea Regional, Francisco Celdrán, que repetirá la visita a la Basílica con un grupo de amigos, destacó la solemnidad de la ceremonia y declaró que “ha tenido un desarrollo impecable. Ni los actos militares tienen una ejecución tan medida".
El alcalde de Calasparra, aún más inspirado, señaló que "aunque en 2003 ya me gané el jubileo en ocho ocasiones, este año volveré a acudir a Caravaca de la Cruz las veces que haga falta, ya que nunca está demás renovar la indulgencia plenaria". Como señaló un comentarista, “¿tantos y tan gordos eran o son sus pecados como para tener que ganar la indulgencia plenaria en 2003 y estar dispuesto a ganarla otras tantas veces en 2010?”
Para superar a todos los presentes estaba José María Sánchez, quien dijo tras el acto “que su Ayuntamiento pondrá autobuses para facilitar el desplazamiento a todos aquellos vecinos que quieran ganar el jubileo en Caravaca, ya que se trata de un acontecimiento único".
De todos los que opinaron ese día el más desafortunado fue, sin duda, el alcalde de Santomera. Dentro de que, con sus declaraciones, todos atentan contra lo que debería ser la neutralidad de las instituciones en cuestiones religiosas, el único que comprometió “las perras” de todos los vecinos de su pueblo para que unos pocos puedan ir a hacerse perdonar sus pecados particulares fue José María.
Y ese gasto se hará en medio de la que está cayendo. Con cerca de un 30% de paro, necesidades más importantes que cubrir tienen los santomeranos que irse a Caravaca a por indulgencias.
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